
Estás muy feliz comiendo tu sopa de letras, o escribiendo un capítulo para tu gloriosa tesis, y ¡bam!… aparece una h salvaje. Comienzas a dudar si es correcto usarla en esa palabra y te preguntas: ¿por qué la utilizamos si no se pronuncia?
Es cierto que a veces parece que tener la letra h en español es equivalente a conservar la máquina de escribir del abuelo, un mero acto de obstinada nostalgia, pero esta letra tiene su historia y quiero compartirla contigo.
Historia y actualidad
La letra h tiene su origen en el antiguo Egipto, se relaciona con el jeroglífico del muro o verja (representado como una rejilla), que luego fue retomado en el protosinaítico como el ideograma de “hebra”, es decir, como una cuerda anudada. Más adelante se transformó en la letra fenicia heth que se representó de forma similar a la actual y su pronunciación era aspirada, como la actual letra j. Los griegos le llamaron heta y es en la transición hacia el latín que comenzó a perder su sonido de aspiración (más cercano a la letra j).

File:EtruscanH-01.png: Nd derivative work: Martin Kozák, CC BY-SA 3.0, via Wikimedia Commons
En buena medida, aún se utiliza la letra h porque los eruditos no quisieron deshacerse de ella y decidieron conservarla como un cultismo, pero hacia el siglo XV comenzó a asociarse con los estamentos bajos de la sociedad, con lo cual enmudeció. En español, las palabras que se escribían con f adoptaron la grafía de la h (foja-hoja, farina-harina).
Existen diversas peculiaridades de la letra h. Por ejemplo, es la única letra del alfabeto en español que es muda (aunque no del todo, lo veremos más adelante). Adquiere sonido propio cuando le precede la letra c y conforma el fonema /ch/. Actualmente, existen cerca de dos mil palabras que inician con la letra h (para confundirnos a todos) y su ligera pronunciación aspirada se conserva en algunas regiones de España y América Latina.
Por otro lado, también está presente esa aspiración en palabras que son préstamos del árabe (Sahara), el inglés (hacker) o el alemán (hámster). En el ámbito de la escritura, la letra tiene utilidad para distinguir palabras homófonas, como hola-ola, huno-uno. También, ayuda a marcar el hiato en palabras como moho.
Sugerencias de uso
Nuestra letra protagonista se utiliza con certeza en los siguientes casos:
- Las conjugaciones de los verbos haber, hacer, hallar, hablar, habitar.
- Palabras derivadas de hombre, como gentilhombre.
- Palabras que contienen en sus primeras sílabas las combinaciones ie, ue, y ui, por ejemplo en hueco, hiena, huidiza.
- Palabras que comiencen con alguno de los siguientes componentes: hecto (cien), helio (sol), hema/hemato/hemo (sangre), hemi (mitad), hepta (siete), higro (humedad), hetero (otro), hidro/hidra (agua), hiper (superior), hipo (inferior), holo (totalidad), homeo (semejante), homo (igual). Por ejemplo, hectómetro, heliómetro, hematofilia, hemisferio, heptasílabo, higroscópico, heterocromía, hidrocefalia, hiperinflación, hipoxia, holograma, homeostasis, homoparental.
- Interjecciones como ah y hey.
- Palabras que inician con histo, hosp, hum, horm, herm, hern, holg y hog. Por ejemplo, historiografía, hospitalidad, humidificador, hormigón, hermandad, hernia, holgura y hogareño.
Por favor, personitas lectoras, no discriminen y no le tengan miedo a la h muda, con un poco de práctica su uso se vuelve amigable. Consideremos a esta letra como una reliquia que le da un aire misterioso y complejo a nuestra lengua. Y quién sabe… Algún día su pronunciación puede regresar, está en las profecías.
Fuentes:
Irene Hernández Velasco, “La incógnita de la letra H: ¿por qué existe si no suena?”, en BBC News, 6 noviembre 2017. (04 agosto 2022).
Real Academia Española, Ortografía. (04 agosto 2022).
Pero eso es otra historia, “El origen de las letras y el alfabeto latino”, en YouTube, 31 enero 2019. (04 agosto 2022).