
El ciclo sin fin
Llegó el doceavo mes y con él las compras desmedidas, el tráfico decembrino y el espíritu navideño, que yo interpreto como gente en todos lados. Sueno un poco como el Grinch, pero no se crean, me gusta esta temporada, es el pretexto ideal para ver a la familia, los amigos y comer por montón. Aunque también me recuerda que la vida es un ciclo sin fin del que todos formamos parte, como bien decía Mufasa en el Rey León (si no la has visto corre a ver la única e inigualable versión animada), pronto estaremos en enero y comenzamos otro baile.
Cual rey mago que lleva un regalo al baby yisus, yo, la reina maga del nororiente, les brindo este saber: la etimología de la palabra próspero. Este bonito término se utiliza mucho en esta temporada, viene del latín prosperus ‘favorable, propicio, afortunado’ y este del indoeuropeo sp-ro- ‘que aumenta, que tiene éxito’. A su vez prosperidad ‘curso favorable de las cosas, buena suerte’ viene de prosperitas (prosperus + –itas ‘cualidad, condición’)1. Por lo que cuando decimos «Feliz Navidad y próspero Año Nuevo» o «Te deseo un Año Nuevo lleno de prosperidad» nos referimos a que el año venidero sea favorable o con un curso afortunado o, en mexa, que el año esté chido.
Ahora ya tienen tema de conversación para la cena navideña o la fiesta de Año Nuevo, deslumbren a todos con su animada charla. ¡Felices fiestas!
Jota Eme
Mis queridos desconocidos:
Regularmente, al finalizar cada año, nos sentimos con ese espíritu festivo y jovial porque nos contagiamos de esa sensación o esperanza de que algo se termina. Pensamos que dejamos atrás esos amargos momentos, esa racha difícil, una decepción, muchas veces todo ello va acompañado de posadas-fiestas, regalos y felicitaciones. ¿Por qué no dejarnos embriagar por esa sensación de renovación y nuevas metas por cumplir?
No obstante, quiero confesar-gritar que a pesar de esas bellas sensaciones (o esa venda en los ojos), sinceramente a mí me hartan muchas cosas de esta temporada, como las aburridas y absurdas películas navideñas, los interminables villancicos, el frío invernal (a pesar de no vivir en el norte, donde mis amigos gringos dicen estar a menos 20 grados centígrados, yo aquí con 10 grados ya me siento en el refrigerador), tener que adornar el árbol de navidad, aunque ame verlo con sus lucecitas, el insufrible tráfico de la ciudad y, la peor de todas, tener que pensar en la cena de Navidad/Año Nuevo.
Si alguno de ustedes se siente un poco como yo y quiere pasar la última semana de este lunático año escondido en su cama o solo disfrutando tranquilamente de los últimos arreboles de este 2022, les comparto las siguientes sugerencias para cerrar el año.
- Elijan una noche para dormir con C.Tangana. O al menos inténtenlo con su álbum El Madrileño.
- Si aún no le has entrado, quizá es el momento de abrirle tu corazón a un audiolibro. Intenté muchas veces terminar de leer la trilogía de La Fundación de Asimov y nunca lo logré. La versión audible allanó el camino: gran experiencia.
- Hay un par de libros que pueden darse en una ida al baño (nunca dejará de ser mi frase favorita) o en lo que queda del año. Crónicas a contrapelo de Cristina Guirao; La venganza de los bibliotecarios de Tom Gauld o Geometrías del deseo de René Girard.
- Hay tiempo para un poco de Iñárritu. Recuerdo cuando salí aquella noche del cine: tenía náuseas, estaba ligeramente mareada y en mi camino de regreso a casa pensé que iba a morir en un accidente de auto porque repentinamente me desvanecería; así terminé después de casi tres horas de Bardo (ya está en su plataforma favorita).
- Si a partir de hoy y hasta el 31 ven un capítulo por día de cualquiera de estas dos series, habrán cerrado bien su año. Le abriría mi corazón a 1899 y Los anillos de poder.
Les deseo toda la prosperidad (o sea la buenaondita) y un anhelo especial porque nos sigan acompañando durante el 2023.
J. Zen. Flow
Gramaticando en Navidad
Estimadas personas lectoras. Piedad. He tratado de pensar en un mensaje hiperinteligente de temporada, hablando de palabras o tradiciones navideñas, quizás proponer que importemos la tradición de vestirnos de Krampus; también podría recomendarles las mejores tortas ahogadas de Navidad… Pero todo eso pueden encontrarlo con sus medios o influencers favoritos.
Deseo más bien comenzar con el clásico: gracias por leer nuestro blog este año. Gramáticos Anónimos es un proyecto dinámico cuya premisa principal es hacer lo que disfrutamos. En este caso, quienes colaboramos aquí hemos estado en una curva de aprendizaje, especialmente porque no nos gusta trabajar solo en una categoría de cosas. El mismo blog tiene diferentes secciones, además de entradas acerca de palabras, estructuras o características de la lengua, tenemos reseñas, recomendaciones e, incluso, anécdotas bastante personales. Muchas veces no sabemos qué más escribir, pero este campo no deja de sorprendernos y al final el compartir estos hallazgos es más importante que las entradas ya finalizadas y embellecidas.
Nuestros reels de el Oráculo de la lengua, que en realidad son el gancho para una futura religión (es broma… pero si quieren no es broma), han sido divertidas formas de aclarar dudas en torno al uso de palabras semejantes. Es curioso pensar en estos fenómenos, en sus resoluciones y en cómo mostrarlos con algo de humor. Espero que disfruten de su lectura, tanto como nosotros disfrutamos al hacerlos.
Este año, además, en nuestras redes han podido leer un poco de poesía, pues consideramos que a la velocidad en que vivimos, en medio de una sociedad que nos exige todo el tiempo estar consumiendo cosas, la lentitud de un poema podría ser la respuesta. Quisiéramos que vieran la poesía de grandes autores como un bálsamo para el frenesí de la existencia.
Y continúo con otro clásico: se vienen cosas grandes. El próximo año tenemos previsto el inicio de proyectos de largo aliento, para que nuestras hermosas personas lectoras aprendan junto con nosotros de este metaverso lingüístico. El 2023 nos augura el consumo de buenos y malos textos, ansiamos en demasía compartir con ustedes lo que aprendamos de ellos. Queremos incursionar en una mayor diversidad de formatos de contenido, también incrementar nuestras oportunidades de interactuar con ustedes porque, ¿qué es la lengua sino un fenómeno social que se alimenta de las discusiones de monos pseudointeligentes?
Así que desde ya les digo, disfruten mucho de esta temporada, comed y bebed. El próximo año manténganse pendientes de este, su blog de confianza, y compartan con los gramónimos su fascinación por la lengua y sus muchas facetas. Les queremos.
Noxded
1Guido Gómez de Silva, “próspero”, en Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Española, 2a. ed., 10a. reimp., México: FCE, Colmex, 2016, p. 571.